In Argentina, Dilma calls for "trade balance".
La presidente Dilma Rousseff, en un discurso sutil, criticó ayer el proteccionismo comercial del gobierno de la presidente Cristina Kirchner durante la clausura de la reunión cumbre empresarial de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de Industria (CNI), en el elegante hotel-spa de Los Cardales, a 77 kilómetros de Buenos Aires.
“Siempre debemos buscar un equilibrio comercial. Pero nuestro equilibrio no puede basarse en la reducción de nuestras relaciones, sino en la ampliación”, afirmó Dilma. Las quejas, expresadas de manera diplomática, fueron una alusión a las restricciones argentinas a las importaciones de productos brasileños.
Las barreras del gobierno de Kirchner provocaron, según la consultora Abeceb, una disminución del 63% en el superávit comercial de Brasil con Argentina entre enero y octubre, en comparación con el mismo período del año pasado. Desde enero, Brasil ha acumulado $15,103 billones en ventas al mercado argentino, lo que equivale a una caída del 20% en comparación con el mismo período del año pasado.
“No podemos negar el impacto adverso en las exportaciones debido a las restricciones administrativas en el intercambio comercial. Pero los números de 2012 reflejan una disminución de la producción no solo en Brasil y Argentina”, dijo Dilma, bajo la seria mirada de Cristina.
En los últimos años, el gobierno de Kirchner ha impuesto una serie de restricciones a los productos brasileños, que van desde la aplicación de licencias no automáticas, hasta valores-criterio y la imposición de cuotas. Al mismo tiempo, algunos productos fabricados en Brasil han perdido terreno en el mercado argentino frente a las mercancías fabricadas en China.
“No puede haber una desviación del comercio en beneficio de socios extrarregionales. Podemos tener socios fuera del Mercosur, pero no a expensas de la integración regional”, dijo Dilma. Según ella, “Brasil desea que los productos argentinos participen en una proporción mayor en el mercado brasileño y que los productos argentinos entren en Brasil no como si fueran de otro país, sino como un producto con contenido local”.
El discurso de la presidente Dilma se llevó a cabo en la clausura de la 18ª reunión anual de la UIA, que esta vez incluyó un encuentro inédito con un centenar de empresarios brasileños. Dilma afirmó que Brasil y Argentina “deben superar los conflictos comerciales y reducir nuestras asimetrías”. “El stock de capital brasileño en Argentina asciende actualmente a $15 billones y se espera que aumente a $20 billones en los próximos cinco años. Las inversiones argentinas en Brasil son de $5 billones, una cifra que debería seguir creciendo”.
A diferencia de Dilma, quien se centró en la relación bilateral, la presidente Cristina Kirchner prefirió una disertación cargada de acusaciones a inversionistas internacionales, acreedores, problemas energéticos internos argentinos, entre otros temas. En pocas referencias a la relación comercial con Brasil, Cristina lanzó indirectas sobre las restricciones brasileñas aplicadas este año a las langostas argentinas. “¡Las langostas argentinas son mucho más competitivas, mucho más grandes que las brasileñas!”, exclamó Cristina.