Mirando hacia el comercio, Mercosur apuesta por una Venezuela más pragmática.
Para los analistas, la fase más reciente del gobierno de Chávez ha mostrado un enfoque hacia el bloque con menos retórica y más negocios.
Los países del Mercosur están siguiendo las elecciones del próximo domingo (7) en Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez busca ser reelegido para un tercer mandato. Se espera que el gobierno venezolano continúe con el estilo adoptado recientemente en su política exterior, en la que prevalece el pragmatismo en lugar del polémico discurso “revolucionario”.
Según expertos consultados por BBC Brasil, la diversidad de intereses regionales genera en los países del Mercosur expectativas más favorables hacia la continuidad de Chávez en el poder que hacia una victoria de su rival Henrique Capriles.
En el ámbito económico, Brasil lidera la lista de países sudamericanos interesados en que el resultado de las elecciones no afecte sus negocios en Venezuela. En los últimos años, Brasil se ha convertido en el tercer socio comercial más importante de Venezuela, después de Estados Unidos y China.
Si se confirma la proyección de las encuestas que señalan a Chávez como favorito, Brasil probablemente seguirá desempeñando su papel de “moderador” de las iniciativas de Caracas, pero esta vez con un enfoque en el ámbito económico, según Javier Biardeau, profesor de sociología de la Universidad Central de Venezuela y especialista en desarrollo en América Latina.
“Moderar a Chávez significa garantizar que el proyecto bolivariano no sobrepase el capitalismo de Estado”, dice Biardeau. En la práctica, esto significa que el proyecto del “socialismo del siglo XXI” del gobierno actual debe permanecer sólo en la retórica. El analista opina que es probable que, si obtiene un nuevo mandato, Chávez siga comprometiéndose con las grandes empresas regionales a cambio de apoyo político.
“Si prevalece el papel moderador de Brasil y Argentina, serán las empresas y los países del Mercosur los que negocien las condiciones de seguridad jurídica para el capital extranjero en Venezuela”, afirma Biardeau.
El candidato opositor Henrique Capriles criticó durante la campaña la entrada de su país en el Mercosur y la desventaja de Venezuela en la relación comercial con Brasil.
“Queremos ir a Brasil en busca de inversiones para Venezuela, no que Brasil sea sólo un vendedor para Venezuela, como sucede actualmente”, dijo Capriles a la prensa extranjera en Caracas.
Los principales empresarios venezolanos apoyan a la coalición opositora y ven con preocupación la competencia libre con los productos brasileños y argentinos.
Ante la posibilidad de un cambio en el gobierno, la Cámara de Comercio e Industria Venezuela-Brasil (Cavenbra) admite que sus socios ven con simpatía un nuevo mandato de Chávez.
“Tenemos más de 90 empresarios brasileños interesados en venir a Venezuela a hacer negocios”, dijo a BBC Brasil el director ejecutivo de Cavenbra, Fernando Portela.
Los inversores apuestan a que, con la entrada del país en el Mercosur, habrá más seguridad jurídica en las negociaciones con el gobierno. En los círculos empresariales se comenta que “Chávez tarda, pero paga”.
Según Portela, en caso de una victoria de la coalición opositora, la agenda comercial venezolana tenderá a migrar hacia los antiguos socios del “norte”, invirtiendo la lógica aplicada por Chávez en los últimos años de reducir la dependencia comercial con Estados Unidos.
“Con (Capriles), Brasil podría perder a medio plazo una mayor participación en este comercio”, afirma el director de Cavenbra.
El sector de la construcción es uno de los principales en disputa. Cinco grandes empresas brasileñas, encabezadas por Odebrecht y Camargo Correa, fueron beneficiadas por una ofensiva diplomática brasileña iniciada en 2005. En este período, se consolidó la presencia de estas empresas para la ejecución de obras de infraestructura y vivienda en Venezuela.
El monto de las inversiones – que en su mayoría cuentan con financiamiento del BNDES – se mantiene en secreto. Portela afirma que los constructores venezolanos se sienten despreciados porque el gobierno no les ha dado participación en las obras de infraestructura.
Para el director de Cavenbra, la presión del sector sobre Capriles podría modificar la participación de las empresas extranjeras en el ramo.
Otro objetivo de los inversores brasileños es la entrada de productos chinos en la región, especialmente en el área de manufactura. “Ahora que Venezuela forma parte del Mercosur, ya no tiene sentido seguir importando tantos productos manufacturados de China”, dice Portela.
El comercio bilateral entre Brasil y Venezuela ha aumentado de 2.4 mil millones de dólares en 2005 a una previsión de poco más de 6 mil millones este año. El superávit brasileño es de casi 5 mil millones de dólares.
Otro desafío para la política exterior venezolana será triangular la relación comercial del Mercosur con los intereses de los países de la Alba (Alternativa Bolivariana para las Américas), creada por Chávez y el líder cubano Fidel Castro.
Capriles advirtió que, si es elegido, su gobierno dejará de “regalar” el petróleo venezolano como método para ampliar la influencia de Venezuela en la región.
En la Alba, las relaciones se basan en el intercambio de productos y servicios. Un caso emblemático es la relación con Cuba, que establece el envío de petróleo a la isla a cambio de asistencia médica y profesional cubana.
En el ámbito político, hay una especial preocupación en Colombia. Después de años de crisis durante el gobierno de Álvaro Uribe – incluyendo una amenaza de agresión militar – Venezuela fue invitada a participar como observador, junto con Chile, en las negociaciones de un acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Según un diplomático colombiano, Bogotá prefiere la permanencia de Chávez en Miraflores para evitar que una crisis interna en el país “perturbe” las negociaciones con la guerrilla.